INSTITUCION EDUCATIVA LA AGUADA

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domingo, 16 de mayo de 2010

DIARIO DE UNA JOVEN Aportado por: María Yurcelida Rodríguez


Crecer ha sido muy difícil para mi porque he estado buscando pertenecer a un lugar, un lugar donde la gente me ame. Crecí en un vecindario de alto nivel criminal, y nunca tuve amigos. Mi madre alcohólica y mi padrastro abusaron de mi, lo cual siempre me hizo sentir una niña rechazada. Yo amo mucho a mi padre biológico, pero él esta en prisión. Está de mas decir que mi relación con mis padres no fue la mejor, lo cual me hizo sentir perdida.

Como mis padres no estaban a allí para mí, busque la aceptación en mi hermano mayor. Él estaba en una pandilla y vendía drogas, y yo pensaba que tenía que hacer eso para poder adaptarme y estar a la moda. Para cuando tenia 13 años, usaba marihuana regularmente y alguna otra droga que estaba por allí afuera. Pensé que las drogas me harían ser aceptada y que me ayudarían a cubrir la pena que sentía por la desatención de mis padres. Pero no fue así. Las drogas solo empeoraron mi vida. Fui sorprendida vendiendo drogas en la escuela, y entonces tuve que pasar siete meses en un centro de detención juvenil.

Luego de ser liberada, no sabía qué más hacer, así que volví a las mismas cosas de antes. No me sentía amada y mi vida era inútil, así que por que no debería yo continuar con las drogas. ¿Verdad?

Yo pensaba que nada podría alguna vez hacerme sentir diferente hasta que fui con mi hermanastro a una reunión juvenil en su iglesia. Ellos me invitaron a asistir a un campamento, y decidí ir. En el campamento aprendí sobre Jesús. Yo supe en ese momento que Él era la respuesta que estaba buscando. Él me acepta y me ama por quien soy. Finalmente he encontrado el amor que estaba buscando, el amor que no recibí de mis padres.

Jesús me ayuda en los momentos difíciles porque ahora yo sé que tengo un lugar al cual pertenezco. ¡Él es mi padre, y yo soy una parte de su familia!

No tengo que preocuparme por nada ahora. Jesús me ha dado paz con mi padrastro. Él fue salvo después que le hable sobre cómo Dios lo perdonaría si él aceptaba cambiar su vida.

Ahora, mi madre está en el proceso de hacer lo mismo. Mi vida luce mil veces más brillante hoy. ¡Gracias Jesús! ¡Te amo!.

Jesús dijo a sus discípulos:

- No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi padre hay lugar para todos.”

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