DECENCIA VS VULGARIDAD
Es triste el observar como los valores humanos
se han desmoronado delante de nuestros ojos casi con la indiferencia de todos.
A diario me encuentro con niños, jóvenes y sobre todo adultos que no
tienen el más mínimo reparo de atentar contra la moral y las buenas costumbres
que hacen de nosotros personas intachables y en gran medida dignas del aprecio
y la confianza de una sociedad partidaria de la paz.
El
irrespeto hacia nuestro idioma Español
cada día se hace mas notorio, las expresiones vulgares y fuera de tono
parecen ser el plato fuerte, me atrevo a decir que en la actualidad mas nos
gusta la vulgaridad que la comida, la cual sostiene nuestra existencia,
ignorando o mejor dicho olvidando que la decencia nos hace elegantes y nos permite ganar el respeto de los demás.
Ser
decente de hechos y de palabra nos abre un camino lleno de éxitos, nos muestra
la llave que nos lleva al templo de la sabiduría, nos conduce por el camino de
la paz y la real convivencia, la luz acertada
del deseo divino de nuestro creador, una
vivencia en donde estemos juntos y en armonía.
Recordemos y en
medida pongamos en practica la frase
celebre de Don Miguel De Cervantes Saavedra: “Tengamos el firme propósito de
hablar y escribir correctamente, protestemos contra aquellas palabras y
expresiones mal sonantes”. De esta manera propiciamos un mejor ambiente
social para nosotros y las personas que nos rodean.
Recuerda,
el ser vulgar también es sinónimo de ser violento, ya que las palabras
indecentes generan agresividad y estas a su vez se convierten en una forma de
violencia, la cual en especial nuestro país desea sobre medida eliminar cuanto
antes de nuestro preciado territorio colombiano. La verdadera paz nunca la logrará
el estado llegando a un utópico acuerdo con los grupos armados y en caso de que
este milagro ocurra, no tendría un trascendental sentido si la actitud reinante en los hogares
y comunidades fuese poco hostil.
Nuestro
preciado idioma Español o Castellano, también exige un trato mas justo, que le
rindamos tributo, utilizándolo apropiadamente y
enriqueciendo en nosotros un
vocabulario mas elocuente y agradable al oído humano. De igual manera siempre
he pensado que la diferencia entre el rico y el pobre no es el dinero, la
diferencia entre el rico y el pobre es el grado de cultura y de educación que
se demuestra o dicho en otros términos, es la decencia de palabras y de
acciones las que nos hacen verdaderamente ricos o pobres. La abundancia de
valores adquiridos y demostrados es el pilar de una gran riqueza personal y a su vez la escases de los mismos es
sinónimo de una pobreza absoluta, aunque la chequera este llena de sumas
extremas de dinero.
Continúo
clamando por cambios inmediatos en la forma de proceder de cada uno de nosotros
como actores principales de comunidades que conforman una sociedad y desean la
justicia, la paz y la prosperidad. Pero
que antes de ese deseo magnifico, es necesario el interrogante que cada uno
debe hacerse desde el interior de su pensamiento. ¿Qué estoy haciendo como
aporte a la convivencia y la paz de mi comunidad social?, si no encuentras la
respuesta inmediata, es el momento de actuar y decidir sobre acciones de
pensamiento pacífico.
Tomado del libro:
MEMORIAS AL AMANECER
Autor: Lic, MIGUEL MUÑOZ COLLANTE
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